Hay estructuras que por su simbolismo suponen un valor añadido a la ciudad. Así, hay ciertos edificios que debido a su función imponen un respecto entre los ciudadanos. Edificios históricos y monumentos culturales juegan un papel vital en este reconocimiento. Pero hay edificios que se han ganado el puesto a través de los años. Sin hacer ruido, pero siempre cumpliendo funciones vitales para la ciudad. Lo que hoy lo conocemos como el Rectorado de la Universidad de Málaga hasta 1986 fue la Casa de Correos y Telégrafos.
Construido entre 1917 y 1925 por el arquitecto Teodoro de Anasagasti, el edificio albergaba una de las sedes de correos de la capital malacitana. En cuanto a la propia estructura, según establece el Patrimonio Inmueble de Andalucía, el edificio se configura como una planta en U. Este se convierte en el espacio principal del edificio donde confluyen los flujos de la actividad pública. Además, no renuncia a las bondades funcionales de la luz natural, que entra cenitalmente.
La fachada principal se presenta hacia el parque, donde se ubica la entrada pública del edificio. Esta entrada está complementada por el patio trasero hacia el muro de la Alcazaba. A su vez, éste hace las veces de espacio de carga y descarga y que configura la tipología en U del edificio.
Gracias a la inclusión de esta construcción, Málaga pasaba a estar entre las capitales que poseían la “a-b-c”, Ayuntamiento, Banco y Correos. Todo un salto para la población, que empezaba a sentir las ventajas de una comunicación mucho más potente.
Pero a lo largo de su historia, el edificio fue sufriendo diferentes adaptaciones y cambios que lo fueron transformando. A nivel interno, la construcción se fue transformando en algo diferente a lo que originalmente había desarrollado Anasagasti.
El Rectorado: rehabilitación
Fue en 1993, de la mano de los arquitectos Rafael Roldán Mateo y Álvaro Gómez Pérez, cuando se pasa a la rehabilitación del espacio para convertirlo en el Rectorado de la Universidad de Málaga. Adaptando a éste a las necesidades de sus futuros inquilinos. En esta transformación, debido al mal estado del edificio, se optó por vaciarlo y reestructurarlo de nuevo. En la fachada norte se le añade una tercera planta retranqueada y se reconfigura la fachada de dicha crujía hacia el patio trasero.
Más allá de la propia arquitectura, el interior del Rectorado encierra historia de la propia ciudad. De hecho, aquí se encuentran restos de la muralla fenicia de Málaga, entre otros restos arqueológicos. También podemos apreciar salazones, del mismo periodo, en perfecto estado.
Un edificio de la universidad que un día fue de correos, una estructura que alberga restos arqueológicos y una localización envidiable. Así es Málaga y su arquitectura, donde cualquier edificio encierra miles de historias.
Recuerda, nos encontramos en Calle Victoria, 7, 2 i, 29012 Málaga. Te esperamos
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