El espacio de nuestras casas en confinamiento
Cuando empecé a estudiar arquitectura hace más de 35 años, nos explicaban que la arquitectura era precisamente lo que no estaba construido, era el vacío que teníamos en nuestros edificios y espacios públicos. Posteriormente hemos ido racionalizando cada vez más esos espacios, hasta ejecutarlos de manera mínima abaratando el precio de la compra.
El espacio se convirtió en un verdadero lujo, ya no solo los metros cuadrados de superficie que podríamos tener en cada estancia, sino también la altura de la misma. Tan es así que los Planes Generales de Ordenación Urbana de los municipios establecían la edificabilidad en metros cúbicos, dando prioridad al volumen.
En estos momentos nos encontramos en una situación de confinamiento, y es en estos momentos donde valoramos de muchas maneras el espacio que disponemos. Podemos ver en numerosos videos en las redes sociales como la necesidad de espacio está arrinconando los muebles en nuestras casas. La cama utiliza el mismo espacio que disponemos libre en el salón. La mesa del comedor se transforma en verdaderos despachos y salas de estudio, mesas hasta ahora desaprovechadas en toda su superficie.
Y en la mayoría de la población todo el espacio es multiuso. Viviendas mínimas que solucionaron en su momento el derecho a tener un techo, hoy se convierten en verdaderas cárceles sin espacio donde nos parecemos mucho más a un león enjaulado que a personas viviendo en sus casas.
Nos hemos acostumbrados a vivir en la calle, a vivir fuera del sitio dónde dormimos. Ya no celebramos cenas en casa con los amigos, y las reuniones familiares se trasladan a los restaurantes de gran cabida, simplemente porque no cabemos todos en casa. Esta es la realidad que en estos momentos nos hace replantearnos el concepto de domicilio en el que habitamos.
Pero volvemos a la realidad, esta no es nuestra vida, es una situación transitoria que pasará, y lo que debemos hacer es modificar nuestra vivienda adaptándola a las necesidades y requerimientos que tenemos en este momento. Y una bici estática puede perfectamente estar en la cocina. El despacho se instala en el comedor, y todos los dormitorios se convierten en gimnasios levantando las camas a posición vertical. Todo es posible, todo cabe con un poco de imaginación.
Y para terminar, el balcón nunca tuvo un lugar tan preferencial como el que tiene en estos momentos, donde todos los días a las 8 de la tarde salimos todos los españoles a aplaudir a aquellos que están arriesgando su vida por salvarnos. Hacen falta muchos más aplausos.
Por nuestra parte, desde el Estudio de Arquitectura de Manuel Navarro, seguimos diseñando y construyendo proyectos innovadores. Recuerda, nos encontramos en Calle Victoria, 7, 2 i, 29012 Málaga. Arquitecto en Málaga.