La importancia de un mediador formado
Todos conocemos personas que cuentan con una capacidad natural para mediar; sin embargo, esto no les otorga el mismo rango de mediador que el que tiene una persona formada. Se trata de una tarea compleja y amplia que necesita de una cierta profundidad, conocimiento y disciplina.
El mediador debe contar con la suficiente formación, necesita poseer un título oficial universitario o de formación profesional superior y contar con la formación específica que le permita realizar la mediación para lo cual debe realizar al menos un curso de mediación que esté acreditado por el Ministerio de Justicia.
El mediador necesita estar formado, ya que para dirigir el proceso de mediación de forma adecuada necesita de ciertas habilidades, entre las que resaltan:
- Escucha Activa: el mediador debe mantener una comunicación fluida y bidireccional con las partes, teniendo la habilidad para captar los detalles verbales y gestuales, esto le ayuda a la comprensión de las posiciones y necesidades de cada parte a fin de facilitar el proceso.
- Asertividad: el mediador debe ser asertivo, es decir debe tener la habilidad de expresar su opinión de forma que sea entendible para las partes y a la vez sea firme. Expresar de forma clara y sincera una posición ayuda a facilitar el proceso de la mediación. Además, ayuda a que se desarrolle dentro de una línea de respeto y naturalidad, manteniendo el control de la situación.
- Paciencia: el mediador o mediadora debe tener la capacidad para llevar el proceso en calma y garantizar el respeto a las ideas y opiniones de cada una de las partes, siempre y cuando se ajusten el proceso de mediación, es decir no agredan, ofendan o denigren a la otra parte. El mediador debe escuchar a cada una de las partes y facilitar el diálogo.
- Empatía: el mediador o mediadora debe tener la capacidad de ponerse en el lugar de las partes, para comprender sus sentimientos y necesidades, esto le ayudará a entender la posición de cada parte y buscar una solución concertada al conflicto, debiendo mantener una posición imparcial durante el proceso.
- Flexibilidad: si bien el proceso de mediación se desarrolla a través de una serie de pasos, el mediador tiene la capacidad para flexibilizar el proceso, buscando llegar a soluciones beneficiosas para ambas partes de forma oportuna.
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