«Es un ejemplo a seguir, como arquitecta y como persona, y en mi caso también como padre», con estas emotivas palabras, Manuel Navarro Mármol, hijo de la arquitecta Leonor Mármol, resumía el sentir de una jornada. Se trata de un momento especial y significativo cuando tu propio colectivo es el que te reconoce el esfuerzo.
Dentro de la Semana de la Arquitectura, el Colegio de Arquitectos de Málaga reconoce a un miembro de la agrupación como “ilustre”, y en este caso el reconocimiento ha caído en una mujer que lleva más de 65 años dedicada a la profesión: Leonor Mármol.
El acto celebrado en el salón principal del Colegio de Arquitectos, reunió a dos colectivos importantes de sus miembros, los nuevos colegiados que se han incorporado en el último año a la institución, así como colegiados veteranos que asistieron al homenaje.
Corría el año 1953, señalaba en su discurso la propia Leonor Mármol; cuando se graduaba en Ingeniería con especialidad en Arquitectura y Urbanismo. Fue una de las siete mujeres que conformaron la primera promoción, donde había alumnas entre los matriculados en esta especialidad. Si bien es cierto, como explica la arquitecta, que “a los profesores no les hizo mucha gracia”, tampoco ha tenido problemas por ser mujer en el desempeño de su profesión. Y menuda carrera: Chalets de lujo en Marbella, el cementerio musulmán en Ojén, la proyección del Plan Industrial de Marbella o arquitecta municipal de Marbella y Pizarra entre otros.
La arquitectura para Leonor Mármol
Pero, probablemente, más allá del currículo, de una vida plena, 90 años dan para mucho; la pregunta que realmente importa es ¿por qué se hizo arquitecta? “Porque me interesaba mucho el problema de la vivienda”. Dar soluciones profesionales a la situación que en su ciudad se habían desarrollado en este sentido, fue lo que motivó a Leonor Mármol a dedicarse en cuerpo y alma a esta carrera.
Decía Manuel Navarro que «a los 8 años me sentó por primera vez a rellenar ventanas de negro en un tablero, lo he cambiado por el ordenador, pero sigo en estos 45 años con la misma ilusión que ella me transmitió el primer día». Y es que, la constancia y la dedicación son los valores esenciales que una mujer de la talla de Leonor ha transmitido, pues lo más importante es “saber cuándo decir no, así me gané el respeto de un colectivo en el que la gran mayoría eran hombre”.
Finalmente, y aunque pueda parecer que ya es hora de tomarse un descanso; lejos de esta idea, la arquitecta sigue trabajando duro para dar forma a espacios urbanos tal y como apunta su hijo «tengo el honor de seguir trabajando con ella, lo último que hemos hecho es un concurso de una plaza en un pueblo de Teruel. A sus casi 90 años, sigue trabajando».