La Mediación en el proceso de Divorcio. A veces, por razones ajenas a lo que en un principio el amor uniese… Un matrimonio puede fracasar. Es un hecho al que muchas parejas se enfrentan cuando su relación se encuentra en el punto sin retorno. Un punto cuyas ramificaciones y exigencias cuando hay hijos menores, o concesiones son delegadas a sus respectivos abogados.
Unos procesos que requieren tiempo, paciencia y dinero. ¿Se han planteado esas parejas alguna alternativa? La Mediación es una figura presente que puede ser el punto para alcanzar una solución pactada en la que nadie se siente perdedor.
Una mediación en casos de divorcio, puede solicitarse de manera voluntaria por las parejas durante la separación. De sobra es sabido cuánto bien logra un buen mediador en negociaciones de carácter contractual. Sin embargo, bien por desconocimiento, o desconfianza, nunca es planteada la posibilidad de contar con sus servicios durante los procesos de divorcio.
Es más, la figura del mediador, puede evitar desembolsos económicos (y emocionales) generados por los procesos judiciales. Debemos tener en cuenta que para que una mediación tenga éxito, es esencial el compromiso entre ambas partes. Hay casos, como la violencia de género o desigualdad constatada, en los cuales la figura mediadora queda prohibida por la ley.
Cuando se contempla, el mediador persigue los intereses ya no sólo de la pareja, sino de los propios abogados y cómo abordan el caso con su cliente. Es bien sabido que los conflictos más comunes surgen de la custodia de los hijos, reparto de bienes o pensiones de manutención, de ahí que el conocer aquello que inquiete a la pareja es la principal vía de intervención.
Aceptar las condiciones
De aceptar las condiciones y marcar los horarios de las sesiones, comienzan las fases de comunicación y escucha activa. Se marca un objetivo principal: convertir la confrontación en cooperación.
Una mediación eficaz reside en la capacidad de encontrar soluciones factibles a esas peticiones formuladas, con un compromiso firme en la confidencialidad y la flexibilidad en las sesiones de control. La duración de las sesiones y el periodo de las mismas depende de cada caso, incluso si se optase inevitablemente por una vía judicial, en pocas semanas puede alcanzarse una resolución.
Las estadísticas indican que la figura de un mediador reporta ventajas en los procesos de divorcio… Y aun así, hay que tener presente, que el tacto y la delicadeza a la hora de afrontar el caso, determina la diferencia entre la posibilidad o imposibilidad de contar con su presencia.
No todas las parejas son iguales, ni sus divorcios menos dolorosos. Si un matrimonio ha llegado a ese callejón sin salida, más vale recordar “Quien habla sin razonar, mucho lo ha de lamentar”.
Criterios generales de La Mediación en el proceso de Divorcio
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