Sistemas de calefacción es como conocemos, en términos generales, a aquellos mecanismos que se emplean con el fin de producir calor o simplemente aumentar la temperatura de un espacio. Sin embargo, en la mayoría de ocasiones se le otorga un enfoque asociado a las edificaciones, especialmente las viviendas.
Desde este punto de vista, el concepto está más vinculado con el sistema de aparatos que se emplean para lograr y mantener una temperatura agradable. Haciendo esto con el fin de preservar la comodidad y supervivencia durante los rudos inviernos que se experimentan en diversos países.
El ser humano no es un individuo adaptado para afrontar las bajas temperaturas. Nuestro cuerpo está desprovisto de pelaje o plumas, haciéndolo muchos más susceptible a las condiciones frías. De ahí la utilidad de la producción de abrigos, creación de fogatas que después serían chimeneas y la construcción de sofisticados sistemas de calefacción; sin olvidarnos de las ventanas.
Ahora bien, no todos los espacios poseen las mismas características. Lo que ha impulsado la creación de diferentes sistemas de calefacción que se adecuen a las distintas necesidades de los individuos. A continuación, se presentan algunos de los mecanismos más comunes:
Alternativa eléctrica
Representa una opción frecuente en la actualidad que además se encuentra en ascenso, pues pese a que anteriormente el sistema predominante era el gas, los procesos eléctricos han incrementado su popularidad.
Entre ellos se puede reconocer, la calefacción eléctrica, bombas de calor, suelo radiante, emisores termoeléctricos, convectores eléctricos e incluso estufas eléctricas, conformando así una gran gama de mecanismos para generar calor.
Alternativa por gas
Mecanismo líder en el pasado que aún mantiene gran presencia en millones de viviendas, utilizando calderas de gas y algunas tecnologías con gas en radiadores.
No obstante, cada uno posee sus ventajas y desventajas, se recomienda elegir la alternativa que mejor se adapte a tus necesidades y se ajuste a tu presupuesto.